Fragmento del discurso

…”El 18 de octubre de 1968, el rector del Colegio decidió que terminaban las clases, al menos para 6to. ¡Ya no nos aguantaban más! ¡Qué momento! Alguna que otra recuperación o prueba para levantar nota y…¡afuera! El mundo era nuestro. ¡A festejar…a vivir!

Muchos elegimos una carrera que hoy -o hasta hace poco tiempo- ejercemos y forma parte importante de nuestra identidad, del “quién somos”, del “quién quisimos ser” y del “quien pudimos”. La vida ya no estaba tan predeterminada; el ritual diario del despertador y el bondi o el subte para el cole, se acababa y el horizonte se hacía más amplio. Había que elegir: qué hacer, quién ser, quién ir siendo…dónde…

Algunos nos quedamos en este país y en esta ciudad, otros abrieron sus alas y partieron. Algunos con más libertad de elección, otros con menos. Una sombra negra y dolorosa, un tiempo después,  nos cubrió por varios años y sabemos que muchos de nuestros compañeros la sufrieron hasta la pérdida de la vida, y que nos marcó mucho como generación. Que vivimos un país muy cambiante y a veces cruel, al que nos une tanto el amor como el espanto. Que podemos dar gracias a la desgracia y a la mano con puñal y que aquí estamos, día a día, resucitando.

Si después de 50 años deseamos reunirnos acá es porque esta casa, y las horas vividas y compartidas en ella, fueron significativas para nosotros, nos marcaron en algo, nos construyeron. Cada uno de nosotros tiene muchos recuerdos, escenas que se nos han grabado; si pudiéramos reunirlas armaríamos un colorido rompecabezas que daría cuenta de mucho de lo que fue. Y, tal vez, algo de eso hagamos hoy, en este tiempo que compartiremos. 

Los invito a que nos conectemos con aquel pibe o piba que en 1963 subía las escalinatas el primer día de clases, le tomemos la mano y le digamos que todo va a salir bien, que se tenga confianza, que va a vivir una experiencia intensa y muy rica para su vida. Les propongo que hoy también nos volvamos a mirar, a encontrar, como aquella primera vez, para re-descubrirnos, para expresarnos, para ligarnos tanto con quién más conocemos como con quién no tuvimos tanto contacto. La vida es muy azarosa y siempre hay lugar para lo nuevo. 

Mañana y con el correr de los días, cuando esta reunión ya sea un recuerdo, habremos de agregar algo más al álbum de nuestro paso por el Colegio y esbozaremos una sonrisa o nos resonará una voz o una palabra o un gesto.

Estoy convencido que por las noches, cuando todo está a oscuras y en silencio, salen los fantasmas de los egresados de tantos cientos de años y realizan fiestas  por todo el Colegio: en las aulas, en los laboratorios, en los claustros, en el salón de actos y en las catacumbas del subsuelo; y se ríen y bailan al son del órgano de Zeoli los integrantes de la Primera Junta con senadores y científicos, los poetas con los ingenieros y los artistas con los eclesiásticos. Y un día, cuando ya no estemos más para poder reunirnos como hoy, pasaremos a formar parte de esa pléyade de  locos, nos reuniremos en algún lugar entre estos muros… y pronunciaremos bajito las estrofas de un poema anónimo que todos alguna vez compartimos. Estrofas plenas de lirismo y sublime poesía, que reflejan la profundidad de aquella histórica formación que recibimos y que podemos balbucear ahora, juntos, en este momento: “Chupe Cinzano, coma bizcocho, ¡éste es el 6° 1968!”.

Agradecemos a la Promoción 1983 por su donación de $25.335 a ser aplicados al mantenimiento del área del Natatorio.