Un viaje, dos visiones.
Un alumno y su madre nos comparten su experiencia.

Me pareció una propuesta genial que permite a los alumnos disfrutar a la vez que concientizarse, informarse y conocer el método educativo en otros países. En mi caso viajé a Francia, por lo que fue una grandiosa oportunidad para poder desarrollar mi francés, materia que se dicta obligatoriamente desde primer a tercer año. Hoy veo un cambio bastante grande en mi manejo del idioma. Por otro lado, pude conocer gente de casi todas las divisiones del colegio, algo que me encantó puesto que no se suele tener tanta interacción con turnos diferentes del propio. Cree vínculos bastante fuertes con algunas personas y pude conocer con más profundidad a muchas otras. Finalmente, el trato recibido fue muy bueno en mi caso, y quiero agregar que el trabajo que se toman tutores y el DEBIE para poner a uno con alguien similar es muy bueno. Encontré muchos puntos en común con mi correspondiente.

Martín Troisi, 2°3°, TM.

Desde antes que entrara al colegio, nuestro hijo quería hacer el viaje de intercambio a Francia. Cuando surgió la propuesta, no dudó en postularse, el único miedo era si podría adaptarse a compartir con una familia que desconocíamos. El viaje superó todas nuestras expectativas, empezando por el grupo que viajó, no hubo conflictos en el viaje y profundizaron sus amistades. Los lugares que recorrieron fueron de mucho interés; como en todo viaje, le dieron ganas de conocer más. Un párrafo aparte merece la familia que lo recibió, fue muy amorosa y atenta e hizo que él se sintiera como en casa, al despedirlo en el aeropuerto, le preguntaron cuándo volvía. Ahora esperamos ansiosos la llegada de su compañero francés para que se sienta en su casa.

Mercedes Barbazán